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La apertura del museo de CIDEVIDA durante la Semana Santa de 2011:
testimonios impresionantes

Durante todos los días de la Semana Santa de 2011 ha permanecido abierto en horario de día y tarde nuestro museo de CIDEVIDA en Tordesillas.

A primera vista podría pensarse que estar de guardia en estas fechas es poco más o menos como hacer la guardia para los que hicimos la “mili”. La realidad ha sido bien distinta.

Como sabéis, he sido de los últimos en incorporarme a CIDEVIDA. Es por ese motivo que al vivir las bonitas experiencias de estos días, no he podido por menos que sentirme un poco mal; vosotros sois más merecedores que yo de haber vivido dichas experiencias. Así pues, voy a exponer tres experiencias representativas que reflejan hasta que punto las muchas horas robadas al sueño e ilusiones que habéis volcado en la gestación de este museo, bien han valido la pena.

Las experiencias las voy a exponer en orden cronológico, pues son igualmente importantes. A mi entender, la última es la que mejor refleja hasta que punto, a través de la labor de formación e información, CIDEVIDA puede llegar a influir a su “público más objetivo”: las mujeres adolescentes.

DOS MATRIMONIOS DE MADRID

El Domingo de Ramos, apenas abiertas las puertas del Museo y sin haber acabado de poner en marcha todas las pantallas, entraron dos matrimonios sin hijos y de unos treinta y pocos años. En cuanto acabé de poner en marcha todo me dirigí a ellos para sabe si les podía ayudar en algo e informarles mínimamente del contenido del Museo.

Parecían estar discutiendo amigablemente a la vez que miraban el cartel “Instante de la concepción”. Les explique muy sumariamente algunas curiosidades de la evolución del embrión y el feto, curiosidades que a su vez yo he tenido la oportunidad de escuchar a Don Agustín. Posteriormente les mostré y les puse en marcha los vídeos de las salas, tanto la del aborto como la de los testimonios.

Quedaron impresionados, pero lo mejor de todo fue la “bronca” que me echaron por no hacer propaganda; ellos entraron al museo por casualidad sin saber lo que se iban a encontrar. En palabras más o menos textuales me dijeron: “Es increíble todo esto que habéis hecho, a nosotros nadie nos tiene que convencer de nada,  pero todo esto lo tenéis que dar a conocer a las niñas de 18 años para que sepan en donde se pueden llegar a meter”. Les comenté que si por nosotros fuera lo publicaríamos cada día en los medios de comunicación pero que el presupuesto no da para todo y les animé a que no hay mejor propaganda que la que ellos mismos nos pueden hacer cuando lo comenten con familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.

UN MATRIMONIO ALEMAN

El Miércoles Santo entre otras visitas entró un matrimonio de extranjeros de entre unos 55 o 60 años. Pensé que tal y como entraron saldrían pues al estar todo en castellano no entenderían de que iba la exposición.

Mi sorpresa fue que estuvieron un ratito y en el momento en que se acercaron a la puerta me interesé por ellos. La mujer, en inglés, me comentó que eran alemanes, fue entonces cuando me ofrecí para darle alguna explicación adicional ya que todo estaba en español y les sería difícil de entenderlo. La respuesta de esta mujer fue sorprendente: “No es necesario que explique nada; el orden de la exposición, el modo en que está organizado y el método seguido explica muy lo que Vds. transmiten, no son necesarias ninguna traducción, felicidades por un trabajo tan bien hecho”

A todos los que de una manera u otra habéis participado en la gestión de este museo creo que os debe llenar de orgullo y satisfacción estas palabras. No puedo por menos, que adherirme a los comentarios de esta señora alemana y transmitiros también mis felicitaciones.

DOS NIÑAS DE 14 AÑOS

Dejo para el final, no sólo la última de las tres experiencias que quería exponeros sino también la mejor de todas ellas.

El Viernes Santo por la mañana entraron dos niñas de 14 años. Estuvieron el día anterior, pero sólo pudieron entrar y salir ya que forman parte de una cofradía que salía desde la misma plaza en la que esta nuestro museo.

Entraron muy entusiasmadas, preguntando y explicando sus experiencias tan escalofriantes como que la prima de una de ellas, que tenía dieciséis años, recientemente se suicidó arrojándose de un puente después de haber abortado, presionada por su novio. Esta niña también tiene una hermana de 16 años que recientemente quedó embarazada. Ahora, su hermana quiere abortar porque le da vergüenza la incipiente barriguita que está teniendo pero su madre (y tía de esta niña) que explicaba este relato, está presionando a su hija para que no aborte. La segunda niña explicaba que acepta y comparte la decisión de las madres embarazadas de criaturas con enfermedades como el Síndrome de Down y otras similares así como las jóvenes que se quedan embarazadas.

Como el tema prometía, y mucho, al tratarse de adolescentes y también, porque no decirlo, por mi carácter; quise ser bastante conciliador desde el inicio aunque firme en nuestra postura. Les indiqué que no tratamos de convencer a nadie y menos aún de imponer nuestras ideas; lo único que queremos es enseñar qué es lo que se hace para abortar, lo mal que lo llegan a pasar las personas, tanto hombres como mujeres, como consecuencia del aborto. Sólo así, una vez que se conoce el significado del aborto, entonces y sólo entonces, cualquier persona puede saber, con todas las consecuencias, lo que significa estar a favor o estar en contra.

Ciertamente las niñas prestaron suma atención a todo lo que se les explicaba, interrumpiendo todas y cada una de las explicaciones (el tema prometía cada vez más). Cuando llegamos a la pantalla en la que se explica la concepción, la verdad es que se lo estuvieron mirando con mucho interés.

Pero lo mejor de todo fue cuando llegamos a la habitación en la que se explican las tres técnicas abortivas. Les dije que eran imágenes fuertes y que había un vídeo explicativo sobre el reportaje fotográfico todavía algo más fuerte.

Aunque me pidieron ipso facto que les pusiera el vídeo, les razoné, a modo de reto, que prefería esperar a ver si eran capaces de leerse la dura exposición fotográfica, sabedor de que se la leerían porque era la única manera de que les pusiera el vídeo. Efectivamente, una vez se lo leyeron todo, comentaron que no sabían nada de lo que era realmente el aborto y de lo que significa abortar. A continuación les puse el vídeo, de hecho les faltó tiempo para pedirlo.

Una de las niñas, al cabo de poco tiempo, salió de la sala indicando que no podía seguirlo más; pero la segunda niña lo vio todo y cuando salió quedó aún más sorprendida afirmando que desde luego nadie le había explicado nada de lo que significa abortar, estar a favor del aborto.

Posteriormente les enseñé la habitación de los testimonios y la niña que anteriormente se vio el vídeo completo se puso a leer todos los testimonios que hay escritos, mientras que la segunda niña pedía que pusiera el vídeo. Por supuesto que les puse el vídeo, pero sólo después de que la primera niña acabara de leer todos los testimonios. Al salir de la sala los comentarios se repitieron porque nadie les ha explicado lo mal que se puede llegar a pasar.

Para terminar les dije: “Hasta ahora habéis visto lo que sucede cuando se aborta y lo que significa estar a favor del aborto; ahora os voy a enseñar lo que pasa cuando no se aborta y cómo vive una criatura en el interior de su madre. Les invité a entrar en el útero y  les informé previamente de lo que iban a ver. Las dos niñas se sentaron en el suelo, del mismo modo que se sentaron previamente en las anteriores salas. Les puse el vídeo y al salir, expresaron con todo su entusiasmo lo mucho que les gustó y que jamás se imaginaban todo lo que han visto.

Pero lo mejor no fue esta experiencia, lo mejor aún estaba por llegar. La niña que previamente se leyó todo y vio completos todos los vídeos afirmó que lo tenía claro y que si antes de la exposición dudaba a partir de ese momento tendría clarísimo que no abortaría en su vida y que intentaría acercar a otras niñas a la exposición. Cumplió con su palabra y por dos veces acudió con amigas a las que acompañó y les explicó lo que previamente se le había explicado. No pude por menos que regalarle un bebé Aído, algo que agradeció profundamente ya que el día anterior se lo quedó mirando y yo, tonto de mi, sólo se me ocurrió decirle que valía tres euros ¿Cuánto más no ha valido lo que sin saberlo ha hecho por el esfuerzo de todos los que, de una manera u otra estamos implicados en este proyecto? Es más, le di anotado en un papel todas las señas de Don Agustín por si lo quería dar a conocer a su colegio de Madrid y montar desde allí una excursión a nuestro museo. Por supuesto que la niña lo cogió con interés y que no sólo lo comentaría en el colegio sino que además se lo comentaría a su madre y a sus hermanas para volver otro día con la familia entera. Estoy seguro de que volverán.

Francisco R. Zuñiga